El pasado 25 de mayo, nos hicimos eco de un tweet que había publicado Evan Blass en el que afirmaba que la compañía coreana estaba trabajando en la próxima generación del Gear S4, un terminal que estaría gestionado por Wear OS en lugar de Tizen, el fantástico sistema operativo creado por Samsung y que gestiona todos los wearables de la compañía coreana.
Pero parece que todo fue una confusión, una confusión que realmente tardó poco tiempo en reconocer pero no lo había hecho de forma pública. Y digo que tardó poco tiempo porque rápidamente borró el tweet en el que afirmaba que el Gear S4 estaría gestionado por Samsung, sin dar más explicaciones. 12 días después ha publicado un tweet en el desmiente esa información.
Según podemos leer en el tweet que ha publicado, los smartwatches que vio en la muñeca de algunos empleados en las oficinas de Samsung, no eran empleados de Samsung, sino de Google, por lo que no podían estar gestionados en ningún momento por Tizen en ningún momento, sino por Wear OS.
La única forma de convencer o llegar a un acuerdo con Samsung para que se arriesgara con Wear OS en su próximo smartwatch estrella, era que la compañía con sede en Mountain View pusiera sobre la mesa una gran cantidad de dinero que le pudiera compensar a Samsung arriesgarse de esta manera, ahora que es el segundo vendedor de relojes inteligentes del mercado.
Si Google quiere realmente relanzar Wear OS en el mercado de los smartwatches, la solución no pasa por aliarse con LG o lanzar sus propios dispositivos, sino que lo ideal es apoyarse en una gran compañía como Samsung, compañía que tiene distribución a nivel mundial y que se gasta una gran cantidad de dinero en publicidad, lo que permitiría dar a conocer las funciones y capacidades que nos ofrece el sistema operativo de Google para wearables.