Parece que el futuro de los wearables está cada vez más ligado al mercado del fitness y el deporte, que siguen copando el interés mayoritario de los consumidores que se hacen con uno de estos dispositivos. No en vano, a medida que el crecimiento de los wearables básicos se ha ralentizado, los wearables específicos de sesión, por ejemplo aquellos que monitorean gimnasios o sesiones de entrenamiento, se han multiplicado. Estos dispositivos, de compañías como Under Armour, Gymwatch, Atlas o Jabra, proporcionan métricas más granulares, sin las funciones adicionales de mensajería y gestión de llamadas de los wearables más generales.
Así lo atestigua un informe de la firma de análisis Juniper Research entre cuyas conclusiones también podemos ver un importante cambio en la comandancia general de este incipiente segmento de mercado.
Y es que, si hasta ahora los reyes en este nicho comercial habían sido las pulseras de actividad -popularizadas por marcas como Fitbit-, la propia madurez de la industria hará que estas opciones queden relegadas próximamente a un segundo plazo. ¿Quiénes le asestarán el golpe de gracia? Ni más ni menos que los cascos conectados y la ropa inteligente.
En ese sentido, los dispositivos integrados en la ropa y los que usen nuestros oídos como interfaz de usuario crecerán un 550% de aquí a 2022, pasando de 4,5 millones de unidades vendidas en 2018 a casi 30 millones para dentro de cuatro cursos. Por el contrario, los dispositivos convencionales ‘apenas’ incrementarán su comercialización un 20% en ese mismo período.
Juniper destaca, en esa misma línea, cómo los actuales líderes del mercado –la ya mencionada Fitbit o la china Huawei– perderán peso relativo en el sector. En concreto, ambas compañías juntas solo rozarán el 28% de ‘market share’ en 2022, lo que supone un descenso del 40% respecto al peso relativo de las dos firmas en 2017.
Fuente: Ticbeat