Si estás pensando en comprar una smartband deportiva pero no te decides, seguramente andas valorando opciones. Una de las más interesantes es la protagonista de este análisis, la Fitbit Charge 3.
Con un precio de partida de 149,95 euros, se sitúa en la gama alta dentro de las smartbands, una categoría de producto donde abundan las opciones asequibles pero que carecen de algunas prestaciones.
En este caso hablamos de una pulsera que también puede hacer las veces de reloj, con acabado en aluminio y pantalla táctil OLED y modo multideporte. A lo largo de esta review de la Fitbit Charge 3 desgranamos cómo rinde en diversas situaciones.
Diseño apto incluso para muñecas exigentes
A la hora de comprar una smartband, el diseño es fundamental. Si es demasiado aparatosa puede acabar molestando, sobre todo a los que tienen las muñecas pequeñas o sensibles. Además, la correa siempre es un punto clave: algunas molestan o irritan la piel por sus acabados, sobre todo en verano.
En este caso, hay que decir que tanto el peso - de sólo 30 gramos- como el tamaño son bastante manejables. Apenas se nota cuando la llevas puesta y eso es un gran punto a favor, aunque hay que añadir que su pulsera es intercambiable y hay bastantes diseños disponibles en distintos materiales. La que viene incluida en el pack está hecha de elastómero.
Ni siquiera nadando molesta, algo que desgraciadamente es muy habitual, salvo a la hora de nadar a braza o mariposa, cuyo gesto sí provoca que la smartband quede atrapada entre la palma de la mano y la muñeca.
Lo mismo ocurre a la hora de escribir en teclado. Quien firma este análisis lo hace y en ningún momento ha sufrido molestias o inconvenientes varios por teclear con la Charge 3.
La diagonal de su pantalla es de 0,7 pulgadas, más que suficiente para consultar las notificaciones y manejar los menús sin llegar al tamaño de algunos relojes. Si eres de manos pequeñas no tienes nada por lo que preocuparte porque abulta bastante menos que un smartwatch.
El cuerpo principal de la Fitbit Charge 3 es de aluminio, material bastante resistente a todo tipo de inclemencias y de poco peso. Es una buena elección que da un toque premium al diseño.
Hablando de resistencia, en este análisis hay que señalar dos características técnicas que sí aportan y mucho: en primer lugar, la pantalla cuenta con certificación Corning Gorilla Glass 3 contra arañazos y golpes. Al estar tan expuesta, se agradece el detalle.
Además, es sumergible hasta 50 metros, así que puedes ir a la playa, la piscina o ducharte con ella sin preocupaciones. De hecho, su panel táctil funciona perfectamente incluso bajo el agua. Eso sí, no es en absoluto recomendable usarla para hacer submarinismo o inmersión.
Por último, el botón, el único que tiene. Puedes ir de un menú a otro deslizando en su pantalla, pero para volver atrás o apagar el panel tienes que pulsar en el botón háptico de la zona izquierda, que simula el funcionamiento de un botón táctil con vibración.
No tiene ninguna ranura, algo imprescindible para mantener el sellado IP68 y que no entre agua al pulsarlo bajo el agua.
Por el mismo motivo no tiene puerto USB de carga, sino dock magnético. Para cargar esta smartband tienes que hacer uso sí o sí de su cargador oficial, una pinza que se conecta desde la parte inferior.
Buena detección de la actividad física
En líneas generales, uno de los puntos positivos de este análisis de la Fitbit Charge 3 es que la medición de pasos y distancias recorridas es bastante precisa. Además, también tiene pulsómetro, así que calcula de forma muy eficiente cuántas calorías has quemado.
Se conecta al GPS del móvil para calcular de forma más precisa las distancias recorridas, y esto es un punto en contra ya que por no mucho más hay smartwatches que incluyen GPS.
Tanto si andas como si corres o vas en bicicleta puedes fiarte de los datos que proporciona, con una excepción: la natación. Aunque el modo multideporte teóricamente incluye esta actividad física -y al igual que las demás la detecta de forma automática- no mide con la misma exactitud lo metros recorridos.
Esto se debe a muchos motivos, pero principalmente a la dificultad a la hora de detectar los virajes en piscina y las distintas brazadas y estilos de la natación. Además la medición de la frecuencia cardíaca no es en absoluto fiable mientras nadas. No cabe duda de que bajo el agua los sensores no pueden ser tan precisos, aunque no es un problema exclusivo de Fitbit.
Es un inconveniente que da al traste con las buenas intenciones de la marca y una de las principales ventajas de la Charge 3 sobre la competencia. A la hora de la verdad en el agua se transforma en poco más que un cronómetro digital.
Puedes ver todos los kilómetros hechos o las calorías quemadas en su pantalla, deslizando hacia abajo. No obstante, si quieres ver valores de días anteriores y comparar de forma más gráfica tienes que sincronizar la Charge 3 por Bluetooth a tu móvil a través de la app de Fitbit. Esto es altamente recomendable, pues la experiencia de usuario depende en buena medida del uso que le des a la aplicación móvil.
Desde ella puedes seleccionar tus objetivos diarios y programar recordatorios. Esto hace que si Fitbit detecta que llevas varias horas sin moverte, te envíe notificaciones a la pulsera animándote a hacer ejercicio. También puedes programar el despertador o avisarte cuando hayas alcanzado tus objetivos.
También puedes añadir lo que comes para hacer un cálculo un poco más exacto de las calorías que consumes, aunque es bastante trabajoso y a la larga es inviable estar introduciendo manualmente en la app todo lo que te llevas a la boca.
La aplicación móvil, un elemento imprescindible
Como ya hemos dicho, sincronizar tu Fitbit Charge 3 con la aplicación móvil de Fitbit no es una opción. Lo tienes que hacer para ver tus progresos en condiciones y programar objetivos, así como para ver la batería restante.
Su interfaz está bastante bien pulida. En un simple vistazo puedes ver todo lo que has hecho durante las últimas 24 horas y si has cumplido tu objetivo. Para ver el progreso desde que sincronizaste por primera vez sólo tienes que pulsar en uno de los valores que aparecen en la pantalla principal.
Ahí puedes consultar la evolución e incluso la composición de los distintos datos que se han ido midiendo. Por ejemplo, el sueño: si ha sido sueño profundo, ligero, en qué momentos te has despertado y si has dormido suficiente últimamente.
Algo similar ocurre con la actividad física. Puedes ver qué tipo de actividad has desarrollado, si natación, andar, correr u otra cosa.
Otra opción es la de cambiar la pantalla principal por otra con un nuevo diseño. Hay varios disponibles gratis, algunos más simples y otros más complejos, como por ejemplo el que hemos estado usando durante la review, que incluye la hora y la frecuencia cardíaca en tiempo real.
Desde los ajustes puedes modificar todos tus objetivos y alertas, así como actualizar el software de la smartband.
Una de las mejores características de esta smartband, y esta sí que funciona perfectamente, es la sincronización de notificaciones desde el móvil. Hablamos de llamadas, pero también de mensajes recibidos en distintas aplicaciones.
Directamente en tu muñeca puedes leer los mensajes de WhatsApp, SMS y correos electrónicos, con las limitaciones de una pantalla que mide menos de una pulgada.
En la app tienes que seleccionar qué otras apps quieres sincronizar, aunque eso sí, hay un problema bastante notable a nivel de software: las notificaciones más recientes se ven las últimas. Si te llegan varios WhatsApp de una misma persona, empezarás por ver el último en la Charge 3 y sólo accederás a las primeras cuando las hayas borrado.
Una de las cosas que se echan de menos es la opción de configurarla para que la pantalla se encienda al levantar la muñeca. Para ver la hora tienes que dar dos toques en pantalla siempre.
Sin chip NFC para pagos móviles
¿Tiene este dispositivo chip NFC? No, aunque hay que aclarar que de tenerlo tampoco sería de mucha utilidad. Hay un modelo que cuesta un poco más y que sí lo tiene, pero sólo es compatible con unos pocos bancos a través de Fitbit Pay.
Este es el listado en España:
Más de una semana de batería
Uno de los principales inconvenientes de las smartbands y relojes inteligentes es la batería. Tener que cargar un dispositivo de este tipo cada pocos días hace que muchos usuarios ni siquiera se planteen comprar uno, aunque por fortuna esto está cambiando.
En este caso, durante el análisis de la Fitbit Charge 3 hemos disfrutado de una semana amplia de batería, de unos 8-9 días aproximadamente, y eso dándole un uso intensivo a su pantalla, usando el cronómetro, el modo multideporte y viendo notificaciones en ella constantemente.
Hay otras alternativas que ofrecen algo más. Evidentemente nos vemos casi obligados a mencionar el par de semanas de autonomía de la Xiaomi Mi Band 3, aunque son dos casos distintos. Esta smartband ofrece prestaciones más completas, una sincronización compleja de aplicaciones, resistencia al agua y varias cosas más que hacen que destaque pese a ofrecer menos autonomía.
Digamos a modo de conclusión en este apartado que no es molesto tener que cargar la Charge 3 una vez a la semana. Se puede hacer en apenas un par de horas conectada a una toma de USB normal con su cargador.
Es imposible culminar la review de la Fitbit Charge 3 con una opinión no influida por su precio: 149,95€ es bastante dinero para una smartband deportiva incluso si ofrece prestaciones premium. Hay alternativas que están muy por debajo en cuanto a coste y satisfacen las necesidades básicas del usuario.
En teoría, esta diferencia de precio la cubre Fitbit con un diseño más exclusivo, una aplicación muy completa y la certificación IP68. El problema es que quizás buena parte del público objetivo seguramente prefiera pagar un poco más y tener un smartwatch como tal.
Actualmente el principal obstáculo para Fitbit es que productos como esta Charge 3 caen en tierra de nadie: un poco por encima del precio de otras smartbands y lejos de todo lo que tienen que ofrecer los smartwatches, entre ellos varios de esta misma marca.
No obstante, sus prestaciones son excelentes: cuantifica bien distintas actividades físicas -excepto la natación-, muestra los datos de forma bastante ilustrativa y además te permite leer WhatsApp, SMS y correos sin tocar el móvil.
Lo mejor
Con un precio de partida de 149,95 euros, se sitúa en la gama alta dentro de las smartbands, una categoría de producto donde abundan las opciones asequibles pero que carecen de algunas prestaciones.
En este caso hablamos de una pulsera que también puede hacer las veces de reloj, con acabado en aluminio y pantalla táctil OLED y modo multideporte. A lo largo de esta review de la Fitbit Charge 3 desgranamos cómo rinde en diversas situaciones.
Diseño apto incluso para muñecas exigentes
A la hora de comprar una smartband, el diseño es fundamental. Si es demasiado aparatosa puede acabar molestando, sobre todo a los que tienen las muñecas pequeñas o sensibles. Además, la correa siempre es un punto clave: algunas molestan o irritan la piel por sus acabados, sobre todo en verano.
En este caso, hay que decir que tanto el peso - de sólo 30 gramos- como el tamaño son bastante manejables. Apenas se nota cuando la llevas puesta y eso es un gran punto a favor, aunque hay que añadir que su pulsera es intercambiable y hay bastantes diseños disponibles en distintos materiales. La que viene incluida en el pack está hecha de elastómero.
Ni siquiera nadando molesta, algo que desgraciadamente es muy habitual, salvo a la hora de nadar a braza o mariposa, cuyo gesto sí provoca que la smartband quede atrapada entre la palma de la mano y la muñeca.
Lo mismo ocurre a la hora de escribir en teclado. Quien firma este análisis lo hace y en ningún momento ha sufrido molestias o inconvenientes varios por teclear con la Charge 3.
La diagonal de su pantalla es de 0,7 pulgadas, más que suficiente para consultar las notificaciones y manejar los menús sin llegar al tamaño de algunos relojes. Si eres de manos pequeñas no tienes nada por lo que preocuparte porque abulta bastante menos que un smartwatch.
El cuerpo principal de la Fitbit Charge 3 es de aluminio, material bastante resistente a todo tipo de inclemencias y de poco peso. Es una buena elección que da un toque premium al diseño.
Hablando de resistencia, en este análisis hay que señalar dos características técnicas que sí aportan y mucho: en primer lugar, la pantalla cuenta con certificación Corning Gorilla Glass 3 contra arañazos y golpes. Al estar tan expuesta, se agradece el detalle.
Además, es sumergible hasta 50 metros, así que puedes ir a la playa, la piscina o ducharte con ella sin preocupaciones. De hecho, su panel táctil funciona perfectamente incluso bajo el agua. Eso sí, no es en absoluto recomendable usarla para hacer submarinismo o inmersión.
Por último, el botón, el único que tiene. Puedes ir de un menú a otro deslizando en su pantalla, pero para volver atrás o apagar el panel tienes que pulsar en el botón háptico de la zona izquierda, que simula el funcionamiento de un botón táctil con vibración.
No tiene ninguna ranura, algo imprescindible para mantener el sellado IP68 y que no entre agua al pulsarlo bajo el agua.
Por el mismo motivo no tiene puerto USB de carga, sino dock magnético. Para cargar esta smartband tienes que hacer uso sí o sí de su cargador oficial, una pinza que se conecta desde la parte inferior.
Buena detección de la actividad física
En líneas generales, uno de los puntos positivos de este análisis de la Fitbit Charge 3 es que la medición de pasos y distancias recorridas es bastante precisa. Además, también tiene pulsómetro, así que calcula de forma muy eficiente cuántas calorías has quemado.
Se conecta al GPS del móvil para calcular de forma más precisa las distancias recorridas, y esto es un punto en contra ya que por no mucho más hay smartwatches que incluyen GPS.
Tanto si andas como si corres o vas en bicicleta puedes fiarte de los datos que proporciona, con una excepción: la natación. Aunque el modo multideporte teóricamente incluye esta actividad física -y al igual que las demás la detecta de forma automática- no mide con la misma exactitud lo metros recorridos.
Esto se debe a muchos motivos, pero principalmente a la dificultad a la hora de detectar los virajes en piscina y las distintas brazadas y estilos de la natación. Además la medición de la frecuencia cardíaca no es en absoluto fiable mientras nadas. No cabe duda de que bajo el agua los sensores no pueden ser tan precisos, aunque no es un problema exclusivo de Fitbit.
Es un inconveniente que da al traste con las buenas intenciones de la marca y una de las principales ventajas de la Charge 3 sobre la competencia. A la hora de la verdad en el agua se transforma en poco más que un cronómetro digital.
Puedes ver todos los kilómetros hechos o las calorías quemadas en su pantalla, deslizando hacia abajo. No obstante, si quieres ver valores de días anteriores y comparar de forma más gráfica tienes que sincronizar la Charge 3 por Bluetooth a tu móvil a través de la app de Fitbit. Esto es altamente recomendable, pues la experiencia de usuario depende en buena medida del uso que le des a la aplicación móvil.
Desde ella puedes seleccionar tus objetivos diarios y programar recordatorios. Esto hace que si Fitbit detecta que llevas varias horas sin moverte, te envíe notificaciones a la pulsera animándote a hacer ejercicio. También puedes programar el despertador o avisarte cuando hayas alcanzado tus objetivos.
También puedes añadir lo que comes para hacer un cálculo un poco más exacto de las calorías que consumes, aunque es bastante trabajoso y a la larga es inviable estar introduciendo manualmente en la app todo lo que te llevas a la boca.
La aplicación móvil, un elemento imprescindible
Como ya hemos dicho, sincronizar tu Fitbit Charge 3 con la aplicación móvil de Fitbit no es una opción. Lo tienes que hacer para ver tus progresos en condiciones y programar objetivos, así como para ver la batería restante.
Su interfaz está bastante bien pulida. En un simple vistazo puedes ver todo lo que has hecho durante las últimas 24 horas y si has cumplido tu objetivo. Para ver el progreso desde que sincronizaste por primera vez sólo tienes que pulsar en uno de los valores que aparecen en la pantalla principal.
Ahí puedes consultar la evolución e incluso la composición de los distintos datos que se han ido midiendo. Por ejemplo, el sueño: si ha sido sueño profundo, ligero, en qué momentos te has despertado y si has dormido suficiente últimamente.
Algo similar ocurre con la actividad física. Puedes ver qué tipo de actividad has desarrollado, si natación, andar, correr u otra cosa.
Otra opción es la de cambiar la pantalla principal por otra con un nuevo diseño. Hay varios disponibles gratis, algunos más simples y otros más complejos, como por ejemplo el que hemos estado usando durante la review, que incluye la hora y la frecuencia cardíaca en tiempo real.
Desde los ajustes puedes modificar todos tus objetivos y alertas, así como actualizar el software de la smartband.
Notificaciones en tu muñecaUna de las mejores características de esta smartband, y esta sí que funciona perfectamente, es la sincronización de notificaciones desde el móvil. Hablamos de llamadas, pero también de mensajes recibidos en distintas aplicaciones.
Directamente en tu muñeca puedes leer los mensajes de WhatsApp, SMS y correos electrónicos, con las limitaciones de una pantalla que mide menos de una pulgada.
En la app tienes que seleccionar qué otras apps quieres sincronizar, aunque eso sí, hay un problema bastante notable a nivel de software: las notificaciones más recientes se ven las últimas. Si te llegan varios WhatsApp de una misma persona, empezarás por ver el último en la Charge 3 y sólo accederás a las primeras cuando las hayas borrado.
Una de las cosas que se echan de menos es la opción de configurarla para que la pantalla se encienda al levantar la muñeca. Para ver la hora tienes que dar dos toques en pantalla siempre.
Sin chip NFC para pagos móviles
¿Tiene este dispositivo chip NFC? No, aunque hay que aclarar que de tenerlo tampoco sería de mucha utilidad. Hay un modelo que cuesta un poco más y que sí lo tiene, pero sólo es compatible con unos pocos bancos a través de Fitbit Pay.
Este es el listado en España:
- Santander
- OpenBank
- Servicios financieros de Carrefour
- boon. de Wirecard
Más de una semana de batería
Uno de los principales inconvenientes de las smartbands y relojes inteligentes es la batería. Tener que cargar un dispositivo de este tipo cada pocos días hace que muchos usuarios ni siquiera se planteen comprar uno, aunque por fortuna esto está cambiando.
En este caso, durante el análisis de la Fitbit Charge 3 hemos disfrutado de una semana amplia de batería, de unos 8-9 días aproximadamente, y eso dándole un uso intensivo a su pantalla, usando el cronómetro, el modo multideporte y viendo notificaciones en ella constantemente.
Hay otras alternativas que ofrecen algo más. Evidentemente nos vemos casi obligados a mencionar el par de semanas de autonomía de la Xiaomi Mi Band 3, aunque son dos casos distintos. Esta smartband ofrece prestaciones más completas, una sincronización compleja de aplicaciones, resistencia al agua y varias cosas más que hacen que destaque pese a ofrecer menos autonomía.
Digamos a modo de conclusión en este apartado que no es molesto tener que cargar la Charge 3 una vez a la semana. Se puede hacer en apenas un par de horas conectada a una toma de USB normal con su cargador.
Conclusión: mucho trabajo por delante para amortizar realmente su precioEs imposible culminar la review de la Fitbit Charge 3 con una opinión no influida por su precio: 149,95€ es bastante dinero para una smartband deportiva incluso si ofrece prestaciones premium. Hay alternativas que están muy por debajo en cuanto a coste y satisfacen las necesidades básicas del usuario.
En teoría, esta diferencia de precio la cubre Fitbit con un diseño más exclusivo, una aplicación muy completa y la certificación IP68. El problema es que quizás buena parte del público objetivo seguramente prefiera pagar un poco más y tener un smartwatch como tal.
Actualmente el principal obstáculo para Fitbit es que productos como esta Charge 3 caen en tierra de nadie: un poco por encima del precio de otras smartbands y lejos de todo lo que tienen que ofrecer los smartwatches, entre ellos varios de esta misma marca.
No obstante, sus prestaciones son excelentes: cuantifica bien distintas actividades físicas -excepto la natación-, muestra los datos de forma bastante ilustrativa y además te permite leer WhatsApp, SMS y correos sin tocar el móvil.
Lo mejor
- Es sumergible
- Autonomía de batería de más de una semana
- Buena medición de distintos deportes
- Sincroniza notificaciones de varias aplicaciones
- Precio bastante elevado
- No es fiable en modo natación
- No tiene NFC
- La gestión de las notificaciones es mejorable
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