Un pequeño dispositivo que se coloca en la patilla de las gafas, lee textos y reconoce productos, personas, colores y billetes
Concebir productos tecnológicos disruptivos no es nada fácil. No suelen brotar por ensalmo, ni son fruto de la casualidad. La gran mayoría de las veces requiere de años de inversión e investigación sostenidos por una compañía que tenga sus objetivos muy claros. Es el caso de OrCam con su visor My Eye 2 , una cámara inteligente que, en un tamaño muy reducido, lee textos mediante su sintetizador de voz, identifica personas de una base personalizable de conocidos del usuario, detecta la cuantía de los billetes o es capaz de dar la hora con un solo gesto. Su público objetivo son las personas ciegas o que tienen una visibilidad reducida.
Lo sorprendente de My Eye no es lo que hace, que son algunas funciones que podemos ver en asistentes de teléfonos móviles, sino la miniaturización alcanzada para integrarlo en la vida de sus posibles usuarios de una forma natural. El aparato, que pesa 22,5 gramos, se engancha mediante imanes a una pequeña brida con imanes que se coloca en la patilla de unas gafas. A partir de ese momento ya se le pueden pedir cosas.
La capacidad para leer cualquier texto que se le ponga por delante es asombrosa. La interfaz de usuario es muy sencilla. Se coloca mediante su enganche magnético en las gafas y se le dan órdenes mediante un menú táctil que menciona oralmente cada una de las opciones. Un altavoz en la parte trasera transmite la voz de My Eye al oído del usuario. Por eso mismo es más apropiado para ser usado en entornos cerrados que en plena calle de una ciudad, donde es más difícil escucharlo entre ruidos y donde la cantidad de estímulos visuales que pasan por delante de la cámara son ilimitados. Para poder usarlo en lugares que precisan silencio, se puede conectar a unos auriculares mediante bluetooth.
My Eye 2 tiene una base de códigos de barras de 80.000 productos del supermercado
My Eye 2 puede llegar a facilitar mucho la vida de los invidentes en tareas cotidianas en las que no reparan quienes pueden ver. Por ejemplo, tiene una base de datos de códigos de barras de 80.000 productos del supermercado y se le pueden añadir más de productos que consuma habitualmente el usuario. Identifica a la perfección los billetes de banco y es capaz, sólo con que se le señale con un dedo, de mencionar el color de cualquier objeto.
El visor de OrCam puede memorizar mediante un escáner tridimensional los rostros de las personas que conoce el usuario (hasta 100 individuos), para que los reconozca cuando las tenga delante. Para preservar la privacidad, las operaciones de inteligencia artificial de My Eye transcurren en el interior del aparato, y no en la nube de internet, donde existen mayores riesgos. El dispositivo no necesita conexión a internet para funcionar. En el modo de lectura, en cuanto fotografía un texto, comienza a leer de forma ininterrumpida.
My Eye 2 cuesta 4.500 euros, y la versión que lee pero no identifica productos ni personas, 3.500 euros
La creación de My Eye, que ya está en su segunda versión, es fruto de un serio trabajo de investigación de cinco años de OrCam, una empresa israelí que desde el principio tenía claro qué producto quería construir. La primera versión salió al mercado en el 2015 y la segunda en el 2017. El software se actualiza de forma periódica y puede llegar a incorporar nuevas funciones. Como aparato con tecnología punta, no resulta barato. My Eye 2 cuesta 4.500 euros y la versión que solamente lee, My Reader, tiene un precio de 3.500 euros. En cualquiera de los dos casos, es una inversión que quienes pueden valorar mejor son las personas a las que va dirigida.
Concebir productos tecnológicos disruptivos no es nada fácil. No suelen brotar por ensalmo, ni son fruto de la casualidad. La gran mayoría de las veces requiere de años de inversión e investigación sostenidos por una compañía que tenga sus objetivos muy claros. Es el caso de OrCam con su visor My Eye 2 , una cámara inteligente que, en un tamaño muy reducido, lee textos mediante su sintetizador de voz, identifica personas de una base personalizable de conocidos del usuario, detecta la cuantía de los billetes o es capaz de dar la hora con un solo gesto. Su público objetivo son las personas ciegas o que tienen una visibilidad reducida.
Lo sorprendente de My Eye no es lo que hace, que son algunas funciones que podemos ver en asistentes de teléfonos móviles, sino la miniaturización alcanzada para integrarlo en la vida de sus posibles usuarios de una forma natural. El aparato, que pesa 22,5 gramos, se engancha mediante imanes a una pequeña brida con imanes que se coloca en la patilla de unas gafas. A partir de ese momento ya se le pueden pedir cosas.
La capacidad para leer cualquier texto que se le ponga por delante es asombrosa. La interfaz de usuario es muy sencilla. Se coloca mediante su enganche magnético en las gafas y se le dan órdenes mediante un menú táctil que menciona oralmente cada una de las opciones. Un altavoz en la parte trasera transmite la voz de My Eye al oído del usuario. Por eso mismo es más apropiado para ser usado en entornos cerrados que en plena calle de una ciudad, donde es más difícil escucharlo entre ruidos y donde la cantidad de estímulos visuales que pasan por delante de la cámara son ilimitados. Para poder usarlo en lugares que precisan silencio, se puede conectar a unos auriculares mediante bluetooth.
My Eye 2 tiene una base de códigos de barras de 80.000 productos del supermercado
My Eye 2 puede llegar a facilitar mucho la vida de los invidentes en tareas cotidianas en las que no reparan quienes pueden ver. Por ejemplo, tiene una base de datos de códigos de barras de 80.000 productos del supermercado y se le pueden añadir más de productos que consuma habitualmente el usuario. Identifica a la perfección los billetes de banco y es capaz, sólo con que se le señale con un dedo, de mencionar el color de cualquier objeto.
El visor de OrCam puede memorizar mediante un escáner tridimensional los rostros de las personas que conoce el usuario (hasta 100 individuos), para que los reconozca cuando las tenga delante. Para preservar la privacidad, las operaciones de inteligencia artificial de My Eye transcurren en el interior del aparato, y no en la nube de internet, donde existen mayores riesgos. El dispositivo no necesita conexión a internet para funcionar. En el modo de lectura, en cuanto fotografía un texto, comienza a leer de forma ininterrumpida.
My Eye 2 cuesta 4.500 euros, y la versión que lee pero no identifica productos ni personas, 3.500 euros
La creación de My Eye, que ya está en su segunda versión, es fruto de un serio trabajo de investigación de cinco años de OrCam, una empresa israelí que desde el principio tenía claro qué producto quería construir. La primera versión salió al mercado en el 2015 y la segunda en el 2017. El software se actualiza de forma periódica y puede llegar a incorporar nuevas funciones. Como aparato con tecnología punta, no resulta barato. My Eye 2 cuesta 4.500 euros y la versión que solamente lee, My Reader, tiene un precio de 3.500 euros. En cualquiera de los dos casos, es una inversión que quienes pueden valorar mejor son las personas a las que va dirigida.