El uso de los monitores de ritmo cardiaco ya se popularizó entre los deportistas.
El Apple Watch Series 4, el último modelo de reloj inteligente de la compañía, permite hacer trazados electrocardiográficos que, potencialmente, pueden detectar algunos tipos de arritmia.
Aunque la función ya estaba disponible en Estados Unidos desde que el nuevo modelo se lanzó en septiembre pasado y ya contaba con la autorización de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA); 19 países europeos, entre ellos España, Francia, Alemania, Italia, Portugal y Reino Unido, Bélgica y Grecia, ya avalan ese uso.
Para acceder a la nueva función, los usuarios tienen que actualizar el sistema operativo y descargar la aplicación ECG, que mide el ritmo cardiaco gracias a una serie de electrodos ubicados en la parte trasera del dispositivo, en contacto con la piel de la muñeca.
El reloj puede detectar -en una operación que tarda unos 30 segundos-, los cambios drásticos en la frecuencia de latido del corazón, por exceso o por efecto, entre ellos síntomas de fibrilación auricular, una de las manifestaciones del ritmo cardiaco irregular. Ante cualquier alteración relevante, la aplicación envía una notificación de alerta al usuario.
Un complemento
Sumbul Desai, vicepresidenta de Salud de Apple, fue clara en decir que estas notificaciones pretenden ayudar a los usuarios a tener más información a la hora de consultar con un especialista del corazón, teniendo en cuenta que la aplicación solo puede detectar variaciones cardiacas, pero no dar diagnósticos.
Rafael Correa, cirujano cardiovascular y profesor de la Universidad Javeriana, señaló que este es un aporte de la tecnología al autocuidado, siempre y cuando el uso de estos aparatos estén soportados en procesos de educación e información que definan con claridad sus alcances y verdadera utilidad, como el fin de no generar falsas expectativas o complicaciones en la gente.
Por su parte, el cardiólogo Gabriel Robledo, director del Centro Cardiológico de Bogotá, manifestó que los monitores cardiacos ya existen y son muy comunes en deportistas, por lo que estas mejoras que amplían su uso en mayor cantidad de personas, apuntan a generar una cultura de más conocimiento e interés por las funciones del cuerpo, que como en el caso del corazón, estaban limitadas a los profesionales de la salud. De ahí que calificó el reloj como un aporte que hay que aceptar dentro de sus limitaciones.
Correa y Robledo coinciden en que aun es pronto para sugerir que pueden incidir en infartos o accidentes cerebro vasculares.
Por su parte, el cardiólogo Enrique Melgarejo, ex presidente de la Sociedad Colombiana de Cardiología, afirmó que esta app, en sus justas proporciones, es un avance que apenas alerta sobre arritmias, que pueden ser especialmente peligrosas y que seguramente en un futuro se desarrollarán tecnologías capaces de hacer electrocardiogramas completos con los mismos tipos de sensores.
Un estudio
Melgarejo menciona, en ese sentido, que en el Congreso Americano de Cardiología, que acaba de tener lugar en Nueva Orleans (Estados Unidos), se presentó un estudio que dejó varias conclusiones sobre esta tecnología. De los 419.297 usuarios de Apple Watch y iPhone que se presentaron voluntariamente, se identificaron a 2.161 personas con pulso irregular detectado a través del reloj.
Aproximadamente la mitad de los participantes que recibieron una notificación de pulso irregular se contactaron con un médico del estudio y las encuestas posteriores mostraron que el 57 por ciento buscaron atención médica por su cuenta, lo que para los cardiólogos fue una ganancia en términos de consulta.
Luis Moya Jiménez, presidente de la Liga Colombiana contra el Infarto y la Hipertensión, valora que avances como estos pueden ser una ayuda fundamental para pacientes específicos que necesitan estar pendientes de anomalías del ritmo cardiaco, teniendo en cuenta que muchas veces trombos producidos por la fibrilación auricular son difíciles de detectar, sobre todo en ancianos.
“Estos relojes les ayudarían muchísimo a los pacientes con arritmias silenciosas y peligrosas. Lo incómodo es que puede llegar a generar estrés o preocupación o incluso falsas señales en los pacientes. Por eso siempre se va a necesitar de la interpretación y de la ayuda de un cardiólogo”, apunta Moya.
“También sirve para los deportistas que necesitan controlar la frecuencia cardiaca o para personas con antecedentes de problemas en el corazón que deben regular sus pulsaciones, pero siempre en compañía del médico”, concluye.