¿Es compatible una pantalla digital con la tradición de una marca suiza de relojes de lujo? Varias firmas demuestran que pueden mantenerse los mismos estándares de calidad en su fabricación. Y siguen siendo objetos de deseo.
Jean-Claude Biver es un reputado quesero afincado en Suiza: su gruyere, que elabora en su propia granja, está posiblemente entre las tres mayores delicias que uno puede encontrarse en la región alpina. Pero ojo: más le vale llevarse bien con él, porque no vende sus enormes quesos de bola, del tamaño de balones de baloncesto. Solo los regala, a quien considera que se los merece. Pero Biver, a sus 70 años, es conocido por otra faceta, igual de idiosincrásica en Suiza: preside Tag Heuer, una de las relojeras de lujo con más tradición del mundo. Hace un par de años, dijo una frase que dio que pensar: “Un reloj mecánico es para toda la vida. La tuya, y la de tus descendientes. Estás regalando algo eterno. Pero un ‘smartwatch’, por muy bien construido que esté, tendrás que actualizarlo cada cierto tiempo, o quedará obsoleto, como todo en esta era digital”
El empresario dio en el clavo: igual que el cuarzo no se cargó los relojes de aguja en los años setenta (como se predecía casi de forma unánime), los actuales relojes inteligentes, que han vivido un ‘boom’ espectacular desde que Apple lanzara su modelo, tampoco darán al traste con los analógicos de toda la vida. Sencillamente, son otra cosa. Y especialmente en el segmento de lujo, donde habitan las firmas tradicionales que siguen creando sus modelos de manera artesanal, un reloj seguirá viéndose como un objeto insustituible, algo que está por encima del fin para el que fue creado. Un objeto (permítannos la paradoja) atemporal.
Dicho esto, muchas de esas firmas han terminado pasando por el aro de las nuevas tendencias y, sin descuidar sus relojes mecánicos, han lanzado sus propios ‘smartwatch’. La buena noticia es que, en la creación de la caja, el bisel y las correas, mantienen el mismo prurito y refinamiento de siempre. Y puesto que hablamos de marcas del segmento ‘premium’, como no podía ser de otra manera, incorporan la tecnología y los procesadores más avanzados, para que duren mucho más de lo que predijo Biver. Por cierto: Tag Heuer también lanzó recientemente su primer colección de ‘smartwach’.
Dicen desde la firma que ha sido diseñado y fabricado “de acuerdo con las más honorables tradiciones de la relojería suiza”. Al igual que los cronógrafos mecánicos de la marca, su ensamblaje se lleva a cabo en la planta de manufactura de La Chaux-de-Fonds, con los mismos controles de calidad. En sus entrañas lleva un procesador de alto rendimiento desarrollado con Intel, y tiene todos los sensores imaginables. Su pantalla de 1,39 pulgadas es de zafiro inrayable, y es compatible con Android e iOS.
Estos son los modelos con los que otras marcas de lujo se distinguen del cada vez más extendido Apple Watch:
Hublot Big Bang Referee
La firma suiza, fundada por un italiano, desarrolló este reloj inteligente con motivo del pasado Mundial de Fútbol: fue el reloj oficial de los árbitros. Su corazón no lleva los ultraprecisos engranajes conocidos de la marca, sino un potentísimo procesador, un giga de RAM y una pantalla de alta definición totalmente personalizable. Moviendo el bisel, aparecen los colores de los equipos participantes. La caja es de titanio con inserciones de kevlar.
Hublot
Montblanc Summit 2
Su caja contiene materiales avanzados como titanio y fibra de vidrio. Tiene una pantalla amoled de alta definición y un potente procesador Qualcomm Snapdragon Wear 3100. Es compatible con el sistema operativo Wear OS de Google, y se puede sumergir hasta 50 metros.
Breitling Expospace B55 Yatching
Es un reloj inteligente, pero sigue atado a la tradición de esta firma con más de un siglo y medio a sus espaldas. Mantiene la esfera de agujas y los componentes mecánicos internos, y los combina con dos pantallas. Toda su tecnología está enfocada al cronógrafo (el campo que le dio prestigio desde sus inicios), que ofrece una precisión imbatible a regatistas y pilotos. Se conecta a un ‘smartphone’, con el que se sincroniza para aumentar sus funcionalidades, por medio de una ‘app’ de Breitling.
Louis Vuitton Tambour Horizon
Combina la manufactura de la planta Suiza de la compañía, con tecnología desarrollada en Silicon Valley. Tiene conexión Bluetooth y wifi, y una pantalla de amoled con una elevadísima resolución de 390x390. Cada uno puede customizar el aspecto, pero siempre, como dicen en la marca, “con los cánones de diseño” que han hecho inconfundible a la firma parisina.
Si bien todos estos modelos de smartwatch, no resultan accesibles a todos los bolsillos, sí indican mucho el excelente futuro de los smartwatch, convirtiéndolos estos en objetos de lujo de calidad imperecedera.
Jean-Claude Biver es un reputado quesero afincado en Suiza: su gruyere, que elabora en su propia granja, está posiblemente entre las tres mayores delicias que uno puede encontrarse en la región alpina. Pero ojo: más le vale llevarse bien con él, porque no vende sus enormes quesos de bola, del tamaño de balones de baloncesto. Solo los regala, a quien considera que se los merece. Pero Biver, a sus 70 años, es conocido por otra faceta, igual de idiosincrásica en Suiza: preside Tag Heuer, una de las relojeras de lujo con más tradición del mundo. Hace un par de años, dijo una frase que dio que pensar: “Un reloj mecánico es para toda la vida. La tuya, y la de tus descendientes. Estás regalando algo eterno. Pero un ‘smartwatch’, por muy bien construido que esté, tendrás que actualizarlo cada cierto tiempo, o quedará obsoleto, como todo en esta era digital”
El empresario dio en el clavo: igual que el cuarzo no se cargó los relojes de aguja en los años setenta (como se predecía casi de forma unánime), los actuales relojes inteligentes, que han vivido un ‘boom’ espectacular desde que Apple lanzara su modelo, tampoco darán al traste con los analógicos de toda la vida. Sencillamente, son otra cosa. Y especialmente en el segmento de lujo, donde habitan las firmas tradicionales que siguen creando sus modelos de manera artesanal, un reloj seguirá viéndose como un objeto insustituible, algo que está por encima del fin para el que fue creado. Un objeto (permítannos la paradoja) atemporal.
Dicho esto, muchas de esas firmas han terminado pasando por el aro de las nuevas tendencias y, sin descuidar sus relojes mecánicos, han lanzado sus propios ‘smartwatch’. La buena noticia es que, en la creación de la caja, el bisel y las correas, mantienen el mismo prurito y refinamiento de siempre. Y puesto que hablamos de marcas del segmento ‘premium’, como no podía ser de otra manera, incorporan la tecnología y los procesadores más avanzados, para que duren mucho más de lo que predijo Biver. Por cierto: Tag Heuer también lanzó recientemente su primer colección de ‘smartwach’.
Dicen desde la firma que ha sido diseñado y fabricado “de acuerdo con las más honorables tradiciones de la relojería suiza”. Al igual que los cronógrafos mecánicos de la marca, su ensamblaje se lleva a cabo en la planta de manufactura de La Chaux-de-Fonds, con los mismos controles de calidad. En sus entrañas lleva un procesador de alto rendimiento desarrollado con Intel, y tiene todos los sensores imaginables. Su pantalla de 1,39 pulgadas es de zafiro inrayable, y es compatible con Android e iOS.
Estos son los modelos con los que otras marcas de lujo se distinguen del cada vez más extendido Apple Watch:
Hublot Big Bang Referee
La firma suiza, fundada por un italiano, desarrolló este reloj inteligente con motivo del pasado Mundial de Fútbol: fue el reloj oficial de los árbitros. Su corazón no lleva los ultraprecisos engranajes conocidos de la marca, sino un potentísimo procesador, un giga de RAM y una pantalla de alta definición totalmente personalizable. Moviendo el bisel, aparecen los colores de los equipos participantes. La caja es de titanio con inserciones de kevlar.
Hublot
Montblanc Summit 2
Su caja contiene materiales avanzados como titanio y fibra de vidrio. Tiene una pantalla amoled de alta definición y un potente procesador Qualcomm Snapdragon Wear 3100. Es compatible con el sistema operativo Wear OS de Google, y se puede sumergir hasta 50 metros.
Breitling Expospace B55 Yatching
Es un reloj inteligente, pero sigue atado a la tradición de esta firma con más de un siglo y medio a sus espaldas. Mantiene la esfera de agujas y los componentes mecánicos internos, y los combina con dos pantallas. Toda su tecnología está enfocada al cronógrafo (el campo que le dio prestigio desde sus inicios), que ofrece una precisión imbatible a regatistas y pilotos. Se conecta a un ‘smartphone’, con el que se sincroniza para aumentar sus funcionalidades, por medio de una ‘app’ de Breitling.
Louis Vuitton Tambour Horizon
Combina la manufactura de la planta Suiza de la compañía, con tecnología desarrollada en Silicon Valley. Tiene conexión Bluetooth y wifi, y una pantalla de amoled con una elevadísima resolución de 390x390. Cada uno puede customizar el aspecto, pero siempre, como dicen en la marca, “con los cánones de diseño” que han hecho inconfundible a la firma parisina.
Si bien todos estos modelos de smartwatch, no resultan accesibles a todos los bolsillos, sí indican mucho el excelente futuro de los smartwatch, convirtiéndolos estos en objetos de lujo de calidad imperecedera.