Dork Too es, más que un reloj inteligente, un reloj listillo. Da la hora, la fecha y tiene alarma. Y todo esto te lo grita desde un altavoz enorme.
La marca Nixon acaba de presentar un reloj con un diseño bien curioso que lo único que haces es, literalmente, gritarte.
El Dork Too de Nixon podría pasar por un digital más que quiere conquistar alguna de las muñecas que visten de Casio: cuerpo y correa de aluminio, pantalla iluminada y control sencillo de sus funciones (fecha, hora y alarma) con dos botones. Porque el tercero sirve para que te grite la hora desde la muñeca.
Efectivamente, el cuerpo con un patrón de puntos que recuerda al de un altavoz de los sesenta es justo eso, un altavoz desde el que Dork Too te puede decir, a gritos, qué hora o qué día es. O sonar como algo parecido a una alarma de bombardeos cuando activas la alarma. Esto, por cierto, puede asustar al resto de pasajeros del autobús si llevas el reloj en la bolsa de deporte y, por experiencia, parecen agradecer las explicaciones pertinentes.
Dork Too únicamente se expresa en inglés. Esto es lógico -no es un reloj inteligente, se queda en listillo-, pero no deja de ser un punto en contra a la hora de comprarlo.
Al ver la ranura USB para cargar el reloj me entraron sudores fríos. Tras varias pruebas de dispositivos que eran mi viva imagen (es decir, llegaban al final del día sin energía, y eso si no necesitaban una siesta-carga a media mañana), lo mínimo es desconfiar.
Ni siquiera la pantalla electrónica de Pebble Steel podía pasar un fin de semana fuera de casa. Lo peor es que ya me había acostumbrado a la central nuclear que parecen tener dentro las pilas de bolsillo de los relojes tradicionales, así que esperaba que esto fuese un quebradero de cabeza. No lo fue en absoluto. Nixon asegura que la batería puede durar hasta 10 días con una carga (algo menos si utilizas mucho el botón bocazas). No parece que mientan.
Esto se debe en parte a que al tener que hacer espacio para el altavoz, también había hueco para una gran batería. Es decir, el reloj es gordo y más pesado de lo que aparenta.
Aunque un poco pesado, dicen que en poco tiempo se adapta a tenerlo en la muñeca y no molesta en absoluto.
La gran pregunta es si merece pagar los 160 euros que cuesta (está disponible en cuatro colores) únicamente por el altavoz. Y la respuesta es que si es por la utilidad, decididamente no, si bien he de reconocer que al despertar de una siesta particularmente dura se agradece no tener más que palpar la mesa hasta que me confirme a gritos que se llega tarde.
Ahora bien, si el hecho de que sea listillo no es lo que te llama de él, sino el diseño, la novedad, una batería muy por encima de la competencia (pero cuyo único argumento frente a una pila de botón es que no hay que cambiarla) o una mezcla de todo lo anterior, adelante. Tal vez Dork Too no hable mucho, pero no se puede negar que da conversación.
Desconozco si medio limón puede ser para un reloj una fuente de energía... Tan solo encontré la foto, y la comparto, pero no me responsabilizo de las consecuencias. (Que luego el reloj grite pidiendo más zumo, por ejemplo).
La marca Nixon acaba de presentar un reloj con un diseño bien curioso que lo único que haces es, literalmente, gritarte.
El Dork Too de Nixon podría pasar por un digital más que quiere conquistar alguna de las muñecas que visten de Casio: cuerpo y correa de aluminio, pantalla iluminada y control sencillo de sus funciones (fecha, hora y alarma) con dos botones. Porque el tercero sirve para que te grite la hora desde la muñeca.
Efectivamente, el cuerpo con un patrón de puntos que recuerda al de un altavoz de los sesenta es justo eso, un altavoz desde el que Dork Too te puede decir, a gritos, qué hora o qué día es. O sonar como algo parecido a una alarma de bombardeos cuando activas la alarma. Esto, por cierto, puede asustar al resto de pasajeros del autobús si llevas el reloj en la bolsa de deporte y, por experiencia, parecen agradecer las explicaciones pertinentes.
Dork Too únicamente se expresa en inglés. Esto es lógico -no es un reloj inteligente, se queda en listillo-, pero no deja de ser un punto en contra a la hora de comprarlo.
Al ver la ranura USB para cargar el reloj me entraron sudores fríos. Tras varias pruebas de dispositivos que eran mi viva imagen (es decir, llegaban al final del día sin energía, y eso si no necesitaban una siesta-carga a media mañana), lo mínimo es desconfiar.
Ni siquiera la pantalla electrónica de Pebble Steel podía pasar un fin de semana fuera de casa. Lo peor es que ya me había acostumbrado a la central nuclear que parecen tener dentro las pilas de bolsillo de los relojes tradicionales, así que esperaba que esto fuese un quebradero de cabeza. No lo fue en absoluto. Nixon asegura que la batería puede durar hasta 10 días con una carga (algo menos si utilizas mucho el botón bocazas). No parece que mientan.
Esto se debe en parte a que al tener que hacer espacio para el altavoz, también había hueco para una gran batería. Es decir, el reloj es gordo y más pesado de lo que aparenta.
Aunque un poco pesado, dicen que en poco tiempo se adapta a tenerlo en la muñeca y no molesta en absoluto.
La gran pregunta es si merece pagar los 160 euros que cuesta (está disponible en cuatro colores) únicamente por el altavoz. Y la respuesta es que si es por la utilidad, decididamente no, si bien he de reconocer que al despertar de una siesta particularmente dura se agradece no tener más que palpar la mesa hasta que me confirme a gritos que se llega tarde.
Ahora bien, si el hecho de que sea listillo no es lo que te llama de él, sino el diseño, la novedad, una batería muy por encima de la competencia (pero cuyo único argumento frente a una pila de botón es que no hay que cambiarla) o una mezcla de todo lo anterior, adelante. Tal vez Dork Too no hable mucho, pero no se puede negar que da conversación.
Desconozco si medio limón puede ser para un reloj una fuente de energía... Tan solo encontré la foto, y la comparto, pero no me responsabilizo de las consecuencias. (Que luego el reloj grite pidiendo más zumo, por ejemplo).
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